domingo, 30 de noviembre de 2014

La bicicleta como mecanismo de descongestión vehicular en Panamá




En países como España, Dinamarca, Polonia, Holanda y Francia,  y en algunos asiáticos como China, la bicicleta es un medio de transporte reglamentado y aceptado socialmente. Se estima que alrededor del mundo, 800 millones de bicicletas ruedan cada día, con ventajas no sólo para las personas sino para el cuidado del medio ambiente.

Por: José David Pacheco Martínez

Panamá es un país pequeño, sus avenidas principales cuentan con tres carriles en ambos sentidos, lo que permite inferir que no habrá problemas de movilidad ni mucho menos congestión vehicular, pero no, además de las dos antes mencionados, el país tiene un alto índice de accidentalidad, más cercano a la forma de conducir de quienes transitan en los vehículos que cualquier otra cosa y, si a eso le sumamos la superpoblación de automóviles, el panorama en diez años será incontrolable para la policía de tránsito y las autoridades medioambientales: primero, debido a la poca capacidad de la institución policiva para hacerle frente a los conductores que los rebasarán de 100 a uno y segundo, la contaminación que producen cientos de miles de estos automotores circulando a diario  emitiendo CO2, el país llegará por la dimensión del territorio, a tener los mismos problemas de contaminación que hoy en día posee Ciudad de México, solo por poner un ejemplo dentro del contexto territorial donde nos encontramos.

La bicicleta apareció en la escena mundial hace más de doscientos años, siendo primero un objeto de diversión utilizado principalmente por la genta acaudalada, con el tiempo y  la aparición de los automóviles como los conocemos hoy día, es decir, impulsados por combustible, pasó a ser el vehículo de transporte de los pobres, siendo menospreciado si se quiere. En este momento histórico  la bicicleta empieza a jugar un papel importante dentro de la sociedad, no solo como un deporte que genera expectativa y dinero, muestra de ello son: el Tour de Francia, Giro de Italia y Vuelta España, las tres competencias ciclísticas más importantes del mundo, que sin dudas y sin temor a equivocarme, están al mismo nivel televisivo que un clásico Barcelona versus Real Madrid, para hablar en términos de marketing, sino también como una forma emergente de desplazamiento gratuito.

En el mundo de hoy, tan preocupado por el medioambiente, la bicicleta empieza jugar un papel determinante en la disminución de partículas contaminantes en el aire. Panamá es casi un territorio virgen, que podría implementar este vehículo como forma de transporte, para hacer frente a muchos de los problemas que a diario se presentan en sus calles, avenidas y autopistas, todos relacionados directamente con los automóviles.

Es evidente que el país necesita un cambio drástico en los hábitos de transporte, no solo  justificado en  la saturación de la red viaria y la contaminación ambiental y acústica que son situaciones que  en el futuro se prevé puedan ser aún más graves. La solución a este tipo de  problemas, que son causados definitivamente por al imperante  necesidades de movilidad, está directamente relacionada con la desarticulación o disminución del uso del vehículo automotor privado, obviamente para que esto suceda,  deben existir las condiciones materiales y sociales  necesarias para que un alto flujo de esos potenciales nuevos dueños de carros, fijen su mirada hacia medios de transporte alternativos, lo que a la postre y directamente puede generar cambios culturales que posibiliten mejorar la conducta y humanización de quienes como bestias salvajes transitan por las vías panameñas.

Estudios recientes dan cuenta de que la bicicleta es considerada a nivel mundial como en medio de transporte que impacta directamente la salud, la economía, el medio ambiente, la organización de las ciudades, la autonomía personal, la diversión, en definitiva, es un factor que determina hasta cierto punto la calidad de vida de quien la usa. Esta percepción sin dudas, puede ser de gran ayuda y la base en la que se cimienten  las labores de promoción para  favorecer su implantación en Panamá.

Esta sensibilidad y aceptación de la sociedad en favor  de la bicicleta, crece  en paralelo al incremento de la concienciación de los habitantes del planeta por los temas medioambientales, y está ejerciendo presión a los entes gubernamentales responsables  de la movilidad y el medioambiente,  a reconocer que la bicicleta es definitivamente un medio de transporte viable y que puede solucionar muchos de los problemas que se presentan en los países y ciudades al respecto de esta temática bastante complicada y casi que imposible de regular.

A continuación algunas de las ventajas de utilizar la bicicleta:

• Ecológico. La bicicleta contribuye claramente a un medio ambiente urbano más humano, tranquilo, sano y habitable. Es silenciosa, sólo consume energía humana y no contamina. Además, el medio ambiente a nivel global también se ve beneficiado, porque dejamos de generar una gran cantidad de gases contaminantes y contribuimos, con nuestro esfuerzo y compromiso diarios, a frenar el cambio climático.

• Eficiencia energética. Para desplazarnos en bicicleta consumimos 50 veces menos energía que para hacerlo en coche. Por otro lado, con la energía que se emplea en fabricar un coche se pueden hacer de 70 a 100 bicicletas.

• Económico. Una bicicleta está al alcance de cualquiera. Incluso teniendo la posibilidad de alquiler o préstamo en muchas ocasiones su uso es aún más sencillo y barato. Los costes de adquisición y mantenimiento de un automóvil son 30-40 veces superiores a los de una bicicleta. La vida útil de una bicicleta (con un mínimo mantenimiento) es varias veces superior a la de un coche.

• Salud. Moverse en bicicleta es un ejercicio de carácter aeróbico (pausado) que recomiendan médicos y cardiólogos. Si convertimos este ejercicio en un hábito nuestra salud mejorará notablemente. La bicicleta, además, no contamina y es silenciosa, con lo cual contribuye a una mejor salud individual y colectiva al mismo tiempo.

• Autonomía. La bicicleta es una buena solución cuando las distancias resultan muy largas para hacerlas a pie. Es barata, accesible, fácil de manejar en todas las edades y muy recomendable para niños (mejora autoestima y autonomía) y mayores (independencia y salud).

• Seguridad. La bicicleta en la ciudad no es un medio de transporte peligroso en sí mismo, ya que no provoca en general grandes daños y contribuye a mejorar la seguridad vial calmando el tráfico. Está demostrado que donde crece el uso de la bicicleta se reduce el número total y la gravedad de los accidentes.

• Rapidez. En distintas comparativas entre medios de transporte realizadas en varias ciudades de nuestro país se ha comprobado que la bicicleta es, junto a la moto, la que menos tarda en desplazamientos “puerta a puerta” no superiores a 5 kilómetros, más del 50% de los desplazamientos urbanos no llegan a estos 5 km.

• Ocupación de espacio. Las bicicletas, tanto en circulación como aparcadas, ocupan un espacio muy inferior al que requieren los coches. La capacidad de una vía ciclista multiplica por 10 la de una vía para automóviles. En una plaza de aparcamiento para un coche podemos estacionar entre 7 y 10 bicicletas.

• Integración social. La bicicleta integra, porque utiliza un ritmo pausado que acerca a las personas, invita al saludo y a la conversación. El coche, al contrario, separa por su velocidad, la contaminación generada (atmosférica y acústica) y el riesgo que entraña para los viandantes y ciclistas urbanos.

• Versatilidad e intermodalidad. La bicicleta es fácilmente transportable (subir a un piso, caminar con ella por un parque) y permite la intermodalidad, es decir, combinar varios medios de transporte: autobús, tren,… Estas dos cualidades se han visto mejoradas enormemente con la aparición de las bicicletas plegables y/o fácilmente desmontables.


miércoles, 15 de octubre de 2014

Alucinaciones

Periodistas, líderes comunales, gente del común y hasta antiguos empleados, hacen parte de una lista negra, tan negra como mi conciencia, todos ellos correrán la suerte de quienes en el pasado me contradijeron. Ya lo dijo Maquiavelo: al enemigo hay que darle tan fuerte como se pueda para que no reaccione.

Por: José David Pacheco Martínez


Amigo, quisiera contarte hasta donde me ha llevado el consumo de esas sustancias prohibidas, las que sacan de quicio a ese señor inquisidor con potestad para destituir a funcionarios públicos y matarlos políticamente. Sigo abusando de ellas; como abuso de todo el mundo, más adelante lo explicaré con detalles; y en este momento los efectos secundarios empiezan a aparecer, ya no controlo mis ideas, mis sueños parecen cada vez más y más una nebulosa que me enloquece. A continuación te explico la visión que me agobia con frecuencia, esperando puedas entender y no mal interpretes ni creas lo que de mí dicen en todos lados:

Un día bajo el influjo malevo de una de esas tantas sustancias psicotrópicas que abundan en este país que me acabo de inventar, me imaginé siendo alcalde de una ciudad santa que, en los inicios, fue atacada por corsarios y piratas ingleses que más de una vez la destruyeron por completo, la saquearon infinitamente, dejándola como la han dejado hoy en día quienes me han precedido en este cargo que hoy ostento y por el que seguramente pasaré con más pena que gloria, como pasan todos, tú sabes lo difícil que es ser honesto en este país, incluso en el imaginario.

Me elegí vendiendo un discurso coherente y bien estructurado que antes, mucho tiempo antes de que me acusaran de asesinar a los estudiantes que me hicieron frente en una  universidad también inventada a la que dirigí y, a la que desfalqué haciendo fiestas con cantantes vallenatos y organizando reinados donde siempre sacaba provecho de mi posición dominante, me hicieron acreedor a una imagen aceptable, tanto como para que 70 mil personas votaran por mí. Hoy lo sigo haciendo: abusando, y a un nivel mayor, pues soy la máxima autoridad de este pueblo inocente, sin capacidad de reacción e  históricamente usado y movido a la conveniencia mía o de cualquiera que lo necesite.

En este momento que mi mandato termina, la gente, la misma que me eligió, se ha dado cuento que soy un infinito fraude. Las noticias de mis constantes abusos y agresiones contra el equipo que me acompaña han sobrepasado los muros del viejo recinto donde despacho. No obstante a las pruebas irrefutables de que no soy nada de lo que me creyeron, tengo un gran número de defensores, los cuales darían la vida por mí, cosa que me agrada sobremanera y por la cual pago, 17 .274.217.570.25 es la cifra que gasto y, más les vale que lo hagan, porque cuando me dan ataques de ira soy capaz hasta de matar. Y de eso hay muchas pruebas, aunque la justicia nunca haya probado la veracidad de las mismas y tal vez ya no lo pruebe.

Los engañé vilmente, esa población tiene altos índices de analfabetismo y los exámenes estatales con las que se miden a los alumnos de primaria y bachillerato lo demuestran, esta ciudad y el departamento entero, son los peores del país y eso me facilita las cosas. Ellos se quedaron con lo que hice antes y no les importa lo que hago hoy, a fin de cuentas qué, la ignorancia los mata,  si no los engañaba yo, los engañaría cualquier otro y seguramente otros los seguirán engañando, las cosas hay que decirlas.

A unos locos se les ocurrió que debía abandonar mi cargo, se pusieron manos a la obra con un proceso revocatorio que no llegó a feliz término. Todo el mundo sabe que del gobierno central me ofrecieron inmunidad, tengo de mi lado a uno de los hijos de prócer y a la familia de un expresidente tan malo como yo.

Aquí sigo, aquí seguiré así no haya hecho nada. No esperen más de mí, es más, no esperen nada de mí. Ni estadio ni villa olímpica ni Juegos Bolivarianos ni nada. Lo que sí pueden esperar es una próxima campaña a un cargo de elección popular de más envergadura, tal vez  mi discurso poco creíble no cale igual, pero mi fiel escudero y yo hemos saqueado del erario lo suficiente como para comprar la conciencia de los electores y si me hacen pistola, compro al  Registrador de turno y problema resuelto.

Qué pretenden quienes me atacan, esa es una pregunta que me hago con frecuencia, pero no hallo respuesta, al parecer no han entendido que yo soy quien tengo la sartén por el mango. Periodistas, líderes comunales, gente del común y hasta antiguos empleados, hacen parte de una lista negra, tan negra como mi conciencia, todos ellos correrán la suerte de quienes en el pasado me contradijeron. Ya lo dijo Maquiavelo: al enemigo hay que darle tan fuerte como se pueda para que no reaccione.


La ración se está acabando y empiezo a despertar de mi letargo. Las imágenes de aquella ciudad que imaginé empiezan a ponerse de un negro carbón. El mar azul profundo de la hermosa bahía cede lentamente y se hace cada vez menos utilizable para fines recreativos. Estoy teniendo en este preciso momento un episodio psicótico, una mujer, no sé cuál ni quién, es el blanco al cual apunto y le disparo lo primero que encuentro, una grapadora, con la potencia de un beisbolista de Grandes Ligas. Amigo, espero no haberte aburrido, por tu seguridad y ese lazo invisible pero fuerte que nos une, te aconsejo que sigas lejos de mí, no vaya ser que termines siendo víctima de este temperamento fuerte producto de la droga.

lunes, 13 de octubre de 2014

¿Quién puede cuestionarme?

Aquí ya nos acostumbramos a tantas y tantas cosas, que lo que llegue a pasar con este no tendría nada de raro. Solo espera uno que el desfalco al erario no sea tan grande y la ciudad o, este grupo 500 mil individuos sin Dios, ley ni sentido de unidad, se hunda en una crisis fiscal profunda que frene su desarrollo.

Por: José David Pacheco Martínez


Por qué tendrían que interesarme a mí las fórmulas a través de las cuales se pueden medir los indicadores de gestión y ejecución de un servidor público, si hay otra, mucha más gente sin la más remota idea de la existencia de tales fórmulas ni interés por aprenderlas. Estas son situaciones que les competen a los organismos de control estatal, que obran bien o mal según su conveniencia en algunos casos, se aleja de mi capacidad de decisión y acción, definitivamente, yo estoy fuera de todo este proceso de control y vigilancia.

Quién sabe cuántas metas de las expuestas en su Plan de Gobierno ha cumplido este alcalde y cumplió el anterior, eso también es algo que se sale de mi resorte. No me he tomado el trabajo de ver cuál es el concepto de ciudad que plasmó el mandatario en ese documento, menos me tomaré el de mirar sus reportes de ejecución e ir comparando con lo propuesto al inicio del periodo. Aquí a nadie le interesa eso, a fin de cuentas, no recibo beneficio alguno de la administración, tampoco voté por ellos, así que eso en nada me afecta. Eso no es conmigo.

La forma como un alcalde, gobernador o cualquiera que ocupe un cargo de elección popular proceda, es absolutamente asunto suyo. Aquí ya nos acostumbramos a tantas y tantas cosas, que lo que llegue a pasar con este no tendría nada de raro. Solo espera uno que el desfalco al erario no sea tan grande y la ciudad o, este grupo 500 mil individuos sin Dios, ley ni sentido de unidad, se hunda en una crisis fiscal profunda que frene su desarrollo.

Santa Marta está creciendo. Poco a poco florece, se levanta lentamente del letargo en el que ha estado sumida estos casi 500 años: donde uno mete el ojo, hay una construcción. Este proceso de expansión y urbanización es una prueba irrefutable de que vamos por buen camino. El capital privado hace lo que no hace el Estado. Qué importa si este mandatario local es bueno o malo.

Tampoco importa que ese crecimiento desenfrenado gracias al poco control que el distrito tiene frente a los proyectos urbanísticos, que además de no estar dentro en un Plan de Ordenamiento Territorial, viola temas de espacio público, irrespeta  las zonas de amortización de playas y está ilegalmente por encima de un status quos que impide construcciones en cerros tutelares y demás zonas de reserva natural. Ese crecimiento desenfrenado y sin control impacta negativamente el suministro del agua y es responsable directo del colapso del alcantarillado. Esos problemas están a años luz de afectarme y no me importan mientras se mantengan así de distantes.


Pensar un ciudad mejor, es un ejercicio del cual ya he renunciado. La situación no está tan mal y podría ser peor, cambiar el rumbo de una ciudad es una tarea difícil que le dejo a otros. Tengo suficiente con mis problemas, al fin de cuentas por qué tendría que dar explicaciones,  quién podría cuestionarme por mi actitud, si el samario es así: apático a los procesos sociales, indiferente las movilizaciones políticas y de cualquier otra índole. El samario es la personificación misma de la despreocupación y el desinterés.

viernes, 25 de julio de 2014

Mirta Portillo, la decana de la narración oral

Recordando una de mis mejores entrevistas como periodista cultural de El Tiempo y Barranquillabierta.com


Mirta Portillo en uno de sus shows. Foto recuperada de: http://mirtaportillo.blogspot.com/2011_10_01_archive.html

Esta artista cubana se ha dado a la tarea de rescatar esa tradición que en todo el mundo tiende a desaparecer, pero que es su país sigue intacta.

José David Pacheco Martínez

El nombre de Mirta Portillo, es para muchas personas aquí en Colombia casi desconocido y para otros tantos, tal vez no les sugiere ni significa nada. Ella es cubana y tal vez una de las pocas personas que a nivel mundial, puede decir con orgullo que es una narradora oral, asumiendo la responsabilidad y el compromiso histórico, social y cultural que esto significa.

En su natal La Habana, ha cosechado gran cantidad de premios y reconocimientos, debido a la labor que en el rescate y digamos más bien, fortalecimiento de una tradición que en la isla se mantiene y se engrandece con el pasar de los años. Allá, esta actividad se realiza profesionalmente, es decir, hay academias que se dedican a enseñar técnicas y estilos a la hora de narrar.

Entre las distinciones obtenidas por Portillo, se destacan: Premio Municipal de cultura comunitaria; Premio especial a nivel provincial por los aportes a la cultura comunitaria; Gitana Tropical que entrega la dirección provincial de cultura y Premio “Cuentería” por el trabajo en el “Parquecito de los Cuentos”, entre otros. Toda una vida dedicada a lo que sabe hacer: contar historias, la faculta para hablar del tema, aunque como ella misma dice: “no tenga nunca la verdad absoluta”

Escucharla hablar es mucho más interesante que leer su extensa hoja de vida. Y, si hay algo más constructivo y que hable con toda certeza de lo que es Mirta Portillo como profesional, es verla en el escenario. Una combinación de gestos, movimientos, palabras e interacción con el público, hacen de sus presentaciones un verdadero espectáculo. En sus narraciones, se puede sentir esa fascinación del pueblo cubano por lo místico, lo mágico y esotérico.

Quisiera empezar primero por una descripción del estado actual de la cuentería en Cuba.

Puedo hablarte de la cuentería a nivel artístico, porque hablar de cuentería en términos generales, es remitirme a la historia, porque esto existe desde que existe la palabra. En Cuba, unos de los primeros países en el mundo donde esta actividad de tipo cotidiano subió a los escenarios y se vistió de gala, que empezó a verse de otra manera, tiene una buena salud. Hay una gran cantidad de narradores, muchos de ellos jóvenes, porque creemos justamente que si un movimiento no tiene jóvenes que lo sigan impulsando, muere. 

¿Qué impresión se lleva de Colombia en este tema?

Bueno, hay una academia  que cuenta con 160 adolescentes y jóvenes, ese hecho es una esperanza para que este arte siga adelante. Hace falta mucho claro está, pero se está dando un paso adelante en la preservación y digamos aquí, en la recuperación de esta actividad. Lo más importante es que quienes asisten a los cursos son jóvenes.

Usted ha dicho en muchos lugares que a pesar de tener una formación académica estricta, su primera venida a Colombia cambió muchas de esas cosas aprendidas…

Yo creo que Colombia es un referente muy importante y que hay que tener muy en cuenta. Mi historia como narradora oral se partió en dos: antes y después de mí venida a este país. En el 2007 vine por primera vez y traía una idea, digamos traía ya una estructura de lo que sería mi presentación, nunca me gusta decir  un libreto, porque eso se utiliza en el teatro y por suerte, no me tocó inaugurar el evento, y pude ver que aquí la cuentería se hace más natural, más libre, aquí el cuentero es él mismo en el escenario. En Cuba es diferente, la academia establece ciertas normas y se hace de forma más rígida, están establecidos ciertos gestos, movimientos, ademanes y patrones de comportamiento en el escenario, es decir, el narrador asume un papel. En el hotel deseché todo eso que traía y recompuse mi show, porque pensé que así como lo hacen aquí, funciona más.

¿Cómo ha sido ese salir del molde cubano y asumir el estilo colombiano?

Bueno, el estilo colombiano es como a mí me gusta narrar. Yo tenía una idea de cómo se debía narrar una historia, pero no me atrevía a hacerlo, porque la academia de donde yo vengo, tiene un estilo, de hecho, allá en Cuba todas tienen su propio estilo. Ahora soy más natural, soy yo en el escenario, soy yo misma, no asumo ningún papel y hago mi interpretación libre, eso es muy importante para crear empatía con el público, que es lo más importante en un espectáculo de narración.

¿Ha tratado de acuñar esa naturalidad colombiana al estilo académico cubano?

Sí, definitivamente. A mi regreso a Cuba le dije a los muchachos, a la gente de mi academia que aquí estábamos por el camino herrado. Yo personalmente trato y lo hago siempre como es aquí en Colombia, porque funciona más, es más divertido, más conversacional y se puede tener una idea de lo que el público está pensando de la historia y si se siente bien con el narrador.

¿Qué papel juega el público?

El público es el que lo lleva a uno a un lado o al otro. Por eso es muy difícil narrar cuando no hay público, igual cuando el escenario está oscuro, cuando el público no ve al narrador ni el narrador ve el público. La gente es un referente, en este ejercicio de la cuentería, se necesita retroalimentación y eso se logra solo con la mirada.

¿Podemos considerar por su formación al cuentero cubano como un actor?

El cuentero no es un actor, hay una diferencia notable entre la una y la otra: el cuentero nunca deja de ser él. Entonces sacar al cuentero de sí mismo, es un poco violento. Aunque, como uno es disciplinado cumple con esas normas establecidas en la academia. Repito una vez más, la forma como lo hacen aquí en Colombia le llega más al público y eso es lo importante, que usted cautive a quienes lo ven y lo escuchan con su palabra, con sus gestos, con su presencia, sin una escenografía, sin un vestuario específico, como si lo hay en el teatro.

¿Cómo hace un cuentero para deslindarse de esa rigidez de la academia a la hora de narrar?

Eso es muy difícil, pero, para los narradores que no vienen del teatro, asumir la narración de forma natural es más fácil. Allá en Cuba, tenemos muchos jóvenes que primero se inician en el teatro y luego llegan a la narración oral, para ellos es muy difícil, porque son personas que han estudiado actuación durante cinco años, son actores profesionales, entonces él está acostumbrado a entrar en la piel de un personaje, no es él quien está allí, por eso una actriz se desnuda en escena y cuando le preguntas par qué lo hace, responde sencillamente que esa no es ella, que es otra persona la que se desnuda. El narrador oral no, él tiene que asumir y contar la historia desde adentro de su ser, tiene que ser él mismo.

Ahora, que no haya vestuario ni un escenario montado para la narración oral como si lo hay en el teatro ¿es una ventaja o desventaja?

En todo hay ventajas y desventajas. Pero , eso es precisamente una gran diferencia con el teatro: el actor está en su escenario, oscuro o iluminado, él está en lo suyo y el público en lo de él. Pero, el narrador oral no tiene  nada más que su palabra para captar la atención de la gente, fíjate que hemos asumido una teoría: no narramos para el público, sino con el público. El actor sigue hasta el final con su acto, sin importar si al final el teatro está vacío, el narrador en cambio, no puede permitir eso, cuando una persona se va y luego tres, el que está narrando debe entender que su historia no está funcionando y cambiar, evitar la ida del público y para eso, debe estar atento a lo que está pasando.

¿Cuál es la clave para ser un buen cuentero?

Bueno yo diría que lo principal, es aprenderse la cadena de sucesos de la historia, tener la historia que se va a contar suficientemente clara, apropiarse de ella, hacer que quien escucha piense que yo estuve allí, que yo presencié los hechos, eso con el fin de evitar que quienes me escuchan, puedan decir que lo que yo estoy diciendo es mentira. Ahora, lo más importante de un cuento, es el inicio, porque es el que atrapa y el final, porque será el que puede arreglar la historia si se perdió en el trámite de los hechos. Eso hará que quienes me escuchan sientan que lo que estoy contando no es algo preparado, esa es la clave, que todo se vea, se escuche y se sienta natural.

Y para quienes narran historias con música, magia u otras cosas…

Esto es importante, porque uno puede contar historias sin decir una sola palabra, utilizando otros medios, los movimientos, malabares, instrumentos, la idea es aprovechar al máximo las herramientas que tenga a la mano. Ahora, sabemos que no son cantantes, pero lo mínimo que uno esperaría es que no desafine, si es mago, esperaría que sus trucos no se vean falsos, que si es malabarista, que no se caiga ni que fracasen sus actos. El consejo para ellos, es que lo que hagan debe ser excelente, sin errores.


Para conocer más de esta artista, visite su blogg: http://mirtaportillo.blogspot.com/2011_10_01_archive.html 

viernes, 6 de junio de 2014

Los nuevos barones electorales del Magdalena son del Atlántico


El departamento del Magdalena no fue ajeno a esa dinámica nacional de alianzas y pactos con grupos insurgentes para seguir ostentando una silla en el Congreso. 
Foto tomada de: http://i.ytimg.com/vi/eJhEfuqcxbI/0.jpg



En las elecciones al Senado y Cámara de 1998, Miguel Amín, Arturo Char y Eduardo Pulgar, atlanticenses todos, no obtuvieron votos; en las parlamentarias del pasado 9 de marzo, los tres candidatos lograron 27.227, 19.465 y 18.765 sufragios respectivamente, siendo las votaciones más altas del departamento del Magdalena.

Por: José David Pacheco Martínez

De aquellos debates de control político que hacía el desaparecido José Ignacio Vives en el Congreso y, que pusieron contra las cuerdas muchas veces a altos funcionarios del Estado, como el exministro de Agricultura Enrique Peñalosa y al mismo presidente Carlos Lleras Restrepo, solo queda un recuerdo leve que, fue condenado al olvido con su muerte en 2007.
La representatividad del departamento nunca había sido tan mala ni la honra de los parlamentarios tan cuestionada como  hoy. Y eso se nota en las calles, en las conversaciones, en el ambiente y sobre todo, en las urnas, representada en una abstención constante del 50% y ahora, votando en favor de candidatos de otros departamentos. 
César Serpa, columnista y hombre cercano a los procesos políticos del departamento, es enfático en afirmar que “nuestra situación política actual es fruto del fracaso rotundo de un sistema electoral mediocre y amañado, que ha tocado fondo, lo cual vemos claramente reflejado en la nueva composición del Congreso, el cual ratificó y reafirmó los mismos poderes corruptos, politiqueros y mafiosos tradicionales”
Según datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil, en las elecciones parlamentarias de 1998, fueron 281.750 magdalenenses los que cumplieron su cita con la democracia y eligieron a cuatro senadores nacidos y hechos políticamente en la región.  Fueron ellos: Enrique Rafael Caballero Aduén, quien gracias a una coalición obtuvo 54.418 votos,  Luis Eduardo Vives Lacouture (33.512 votos) y Miguel Pinedo Vidal (22.783 votos) quienes fueron avalados por el Partido Liberal y Micael Segundo Cotes Mejía (29.331votos) avalado por el Partido Conservador.
El resto de candidatos que llegaron a pescar sufragios en el Magdalena, sumaron menos de 7 mil votos, como: Gabriel Acosta Bendek, Mario Varón Olarte, Carlos Espinosa Facilolince, Efraín Cepeda, el hoy ministro de Minas y Energía, Amílcar Acosta Medina o, el conocido ‘Hombre Marlboro’, Samuel Santander  Lopesierra, extraditado a Estados Unidos por contrabando y narcotráfico.
El tiempo, alianzas equivocadas y el devenir de la política llevarían a Caballero Aduén, Vives Lacouture y Pinedo Vidal a enfrentar procesos judiciales que los podrían tras las rejas y acabarían con su carrera política. El Magdalena no fue ajeno a esa dinámica nacional, que dejó mal parado al Congreso en pleno y, hasta cierto punto, deslegitimó al cuerpo colegiado.

2002, el principio del fin

Para las elecciones siguientes, que se realizaron el día 16 de noviembre de 2002, la votación pasó de 281.750  a 305.828, lo que representó un aumento de casi 25.000 votos. Así, como cambió la votación y el nombre de los parlamentarios, cambiaron los partidos de los viejos conocidos. En esta oportunidad, se eligieron con esos votos, cinco senadores, de los cuales dos repitieron: Luis  Vives Lacouture, quien fue inscrito por el Movimiento de Integración Popular y obtuvo 47.794 votos, aumentando en casi 15 mil votos en comparación con las legislativas de 1998, y Miguel Pinedo, avalado por el Movimiento de Renovación Acción Laboral quien pasó de 22.783 a 14.723 sufragios, lo que significó una disminución considerable en su caudal electoral.
Las otras tres sillas en el parlamento las obtuvieron Salomón de Jesús Saade Abdala, del Partido Liberal, quien con 49.728 votos, fue el que más avales ciudadanos, Flor Modesta Gnecco Arregoces, se presentó como candidata de una coalición y por quien  votaron 36.246 personas, y finalmente Dieb Nicolás Maloof Cuse, del Partido Liberal  y por quien votaron 40.134 sufragantes.
Junto con ellos, y manteniendo la dinámica de los comicios anteriores, volvieron a figurar personajes como: Acosta Bendek, Varón Olarte y Efraín Cepeda Saravia, quien logró duplicar sus votos en el departamento, pasando de 3.780 a 6.965.  Aparecen controvertidos personajes como Álvaro Araújo Castro, quien negó hasta que la Fiscalía lo venció en juicio sus nexos con Rodrigo Tovar Pupo, conocido en las Autodefensas Unidas de Colombia como ‘Jorge 40’, además de eso, María Consuelo Araújo, hermana del entonces Senador, presionada por la prensa, tuvo que renunciar al cargo de Ministra de Relaciones Exteriores. 
La llegada de  Maloof Cuse, Araújo Castro y Vicente Blel Saad al escenario electoral del departamento, supone, como lo demostró tiempo después la Fiscalía General de la Nación, el ingreso del poder y la influencia paramilitar en toda la región. Y, supone también, la unión entre este grupo ilegal y la clase dirigente magdalenense, para seguir estando en el Congreso.
En ese sentido, Edimer Latorre, sociólogo y doctorando en Sociología Jurídica e Instituciones Políticas, sostiene que los  grandes barones electorales de aquel entonces “afincaban su fuerza en la zona rural del departamento  y en una política tradicional, cooptada por la corrupción y la alter legalidad”, a renglón seguido explica que “en parte eso se sostiene, pero a menor escala, los políticos le apuntan a la Cámara de Representantes, dados los altos costos de una elección al senado, de ahí que el panorama para la pasada campaña al Senado estuvo prácticamente descongestionado en el departamento del Magdalena”, dándole paso a otras figuras.

2006, la campaña que hundió la política magdalenense

Las elecciones del año 2006 fueron el principio del fin de la representación magdalenense en el Senado. Luis Vives Lacouture, quien fuese días previos a la jornada electoral, expulsado del recién aparecido Partido de la Unidad Nacional, por sospechar de sus nexos con grupos ilegales, terminó en la lista de Convergencia Ciudadana. El caudal de sufragantes de Vives aumentó nuevamente, esta vez llegó al cuerpo colegiado con 58.000 votos.
Luis Eduardo Vives fue condenado a  siete años de prisión y pagar una sanción económica de mil millones de pesos.  La Corte después de una exhaustiva investigación, que incluyó pruebas con polígrafo,  halló méritos suficientes para declararlo culpable por el delito de concierto para promover grupos armados, debido a las reuniones que siendo senador sostuvo con Hernán Giraldo Serna, cabecilla del Frente Resistencia Tayrona que operaba en Santa Marta y las estribaciones de la Sierra Nevada. 
Otro de los que aseguró su permanencia en el Congreso fue Miguel Pinedo Vidal, de los escasos 15 mil votos de la campaña anterior, pasó a 22.188. En esta oportunidad, iba incluido en la lista del partido Cambio Radical. Pinedo fue condenado a 90 meses de prisión por haber recibido ayudas  electorales por parte de Giraldo Serna, lo que a la postre le significó seguir ocupando una curul.
También le alcanzó para repetir a Dieb Maloof, quien a pesar de haber obtenido 35 mil votos menos en el Magdalena con relación al 2002, superó el umbral y fue uno de los dos parlamentarios que lograría Colombia Viva. Los votos que antes eran de Maloof, fueron endosados a Jorge Castro Pacheco, hermano de César Augusto Castro Pacheco, desmovilizad del Bloque Norte de las AUC y, a quien se le atribuye un sin número de delitos relacionados con el despojo de tierras en la zona de influencia del grupo armado ilegal, donde se concentró la votación de su hermano y se firmaron los acuerdos entre políticos e insurgentes. 
“Esta situación se empeora, porque además de la influencia de los chorros de dinero muchas veces proveniente del Estado, se suma el desprestigio de una clase dirigente indolente y conchuda que no ha hecho nada de peso por su región y para colmo se ha aliado con delincuentes y paramilitares de todos los pelambres para poder garantizar su elección” Argumenta Cerpa, y,  así logró demostrarlo en juicio la Fiscalía, al encarcelar a un sinnúmero de ‘servidores públicos’, desde presidentes de juntas de acción comunal hasta senadores, por poner entidades estatales al servicio de una organización al margen de la ley.
También fue este el periodo donde empezaron a emerger nuevas figuras de la política regional, con un alto potencial de votación, entre ellos: Álvaro Ashton, José David Name y Arturo Char, quienes con el tiempo fueron ganando espacio en las preferencias electorales del Magdalena.

2010, una apuesta por la renovación política fallida

El 2010 llegó y en el ambiente había una sensación de libertad para el elector, ya que quienes ejercían presión en épocas electorales, habían en teoría abandonando esas prácticas y además, estaban presos en una cárcel en los Estados Unidos. La libertad también fue para quienes quisieron conquistar votos a falta de candidatos propios, para quienes llegarían a tapar el hueco enorme que dejó la clase dirigente magdalenense en la política nacional.
En esta campaña, dos hombres de la tierra obtuvieron una curul: Manuel Julián Mazenet, expulsado del Partido de la U y, aceptado por el tristemente célebre Partido de Integración Nacional. Por Mazenet votaron 59.048 personas. Poco tiempo después de haberse posesionado, fue inhabilitado por 12 años, porque la Procuraduría lo vinculó a irregularidades que se cometieron en la Gobernación del Magdalena con la compra de unos kits escolares, mientras se desempeñaba como Secretario Departamental de Educación.
Y, el último magdalenense que estuvo en el Senado fue Fuad Rapag, del Partido de la Unidad Nacional y quien obtuvo 39.541 votos. A Rapag lo condenaron a nueve años de prisión por suscribir alianzas con los bloques paramilitares que estaban al mando de ‘Carlos Tijeras’ y ‘Jorge 40’, para dar el gran salto de la Cámara de Representantes al Senado de la República.
Raúl Vives Lacouture, decidió lanzarse al ruedo, para probar la tesis con la que su hermano trató de justificar ante la Fiscalía el incremento progresivo de su caudal electoral, quiso demostrar que los votos que llevaron cuatro veces al congreso a Luis Eduardo Vives, se debían a la trascendencia e historia política de su familia, pero, los 22.327 que obtuvo, 17.875 de ellos en el departamento, no le alcanzaron para llegar, esto, significó la entrada en coma de la política magdalenense, que moriría definitivamente el 9 de marzo de 2014.
Los electores que dejaron libres Pinedo Vidal, Saade Abdala, Gneco Arregoces, Vives Lacouture, Caballero Aduén, entre otros que han salido por la puerta de atrás de la política colombiana, fueron cautivados por dirigentes con un alto grado de credibilidad y probada capacidad de gestión, como: Álvaro Ashton, quien ese año obtuvo 7.127, convirtiéndose en el senador liberal con más votos en el Magdalena en esa oportunidad. Caso similar al de José Name, quien duplicó su votación del 2006, consiguiendo 12.474 sufragios.

2014, la consagración de los nuevos barones electorales

Para las recientes elecciones del 9 de marzo, de todos los magdalenenses que aspiraban a llegar al congreso con la votación del departamento, solo Raúl Vives tenía ‘opción’, basadas en la historia política de su familia, más que en una realidad tangible y que se pudiera traducir en votos, sus números se mantuvieron iguales a los de su primer revés político, obtuvo 18.879. Este resultado, habla claramente de la poca confianza que la clase dirigente local inspira a los electores.
Mientras los políticos departamentales terminaban de deslegitimarse y perder el poquito de caudal electoral que les quedaba, personajes que siempre han estado dentro de opción de voto, lograron consolidarse por fin como lo grandes barones electorales del Magdalena, el senador de la U, Miguel Amín, quien fue el más votado, recibiendo el apoyo de 27.227 personas, en 12 años incrementó en 27 veces su votación, en relación a la primera vez que apareció en las urnas del Magdalena su nombre, sacando 1.604 votos en 2002.
Según el periódico local Opinión Caribe, la enorme votación de Amín, es atribuible a las gestiones que siendo Representante a la Cámara por el Atlántico hizo para el Magdalena, la cifra asciende a los 47 mil millones, dinero repartido en los municipios de El Banco, Nueva Granada, Pivijay, Remolino, Pueblo Viejo, El Retén y Ciénaga.
El segundo más votado fue  Arturo Char, hijo del empresario y político atlanticense Fuad Char, quien se adjudicó para sí 19.465 de los electores que dejaron libres los otrora dueños de la política departamental y, quien heredó los votos de su padre. Además de eso, su familia empieza a incursionar en el sector inmobiliario en la Santa Marta, ciudad donde se concentró su fortín político.
Otros de los que hicieron del departamento uno de sus fortines electorales fueron los también parlamentarios de la Unidad Nacional: Eduardo Pulgar Daza con 18.765  y José David Mane Cardozo con 16.159 sufragios. En el caso de Name Cardozo, figura como gestor de 900 millones de pesos para adecuación de vías en el municipio de El Piñón.
El tiempo transcurrido de 1998, cuando consiguió 3.780 sufragios, hasta 2014 Efraín Cepeda logró aumentar cuatro veces sus electores, recibiendo 12.197 avales ciudadanos.
Mientras unos terminan de quemarse, como en el caso de la familia Vives, o, Pinedo, quienes han intentado de todas formas volver a la arena política y no lo han conseguido, otros entraron en escena y se quedaron con el papel protagónico que antes ostentara la dirigencia departamental, se convirtieron en los nuevos ‘barones’ electorales del Magdalena.
"Existe una nostalgia paramilitar en el departamento del Magdalena y en los políticos tradicionales, que perdieron paulatinamente poder e influencia en los votantes. Lo cierto es que el departamento del magdalena sigue atrapado en ese accionar tradicional del paramilitarismo, que hoy se ha fragmentado en las Bacrim que azotan al departamento, y, que denotan alianzas de negocios ilegales y presencia en municipios donde el estado es débil y existe un contexto que favorece la ilegalidad”, puntualiza Latorre Iglesias.

Este trabajo hace parte del programa Tras la Pista de los Dineros Públicos II del Pnud y Consejo de Redacción.






domingo, 11 de mayo de 2014

Es el momento

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A escasos 15 días de las elecciones más importantes de los últimos cincuenta años, mucha gente pensando en qué beneficio puede sacar de ello, como se dice en el argot popular: pescando en río revuelto. Quienes cumplimos sagradamente con el derecho y el deber de votar, nos jugamos una carta importante camino a la consecución de la paz, lo que no implica necesariamente reelegir a Juan Manuel Santos ni más faltaba.

Es este un momento clave para darle un nuevo rumbo a la ya bastante estigmatizada y poco creíble  política colombiana, es la hora de dejar atrás los preconceptos, abandonar de una vez por todas ese egoísmo que nos impide ver más allá de nuestro propio beneficio, es en definitiva, el chance de reivindicarnos como sociedad: hacer un esfuerzo colectivo que a la postre pueda traducirse en un beneficio generalizado. Pensarnos como lo que somos, un país.

Todo este tiempo, como sostiene Zygmunt Bauman, hemos estado unidos por lazos líquidos, que van cambiando y deformándose a nuestra conveniencia. Y, la clase política no escapa a esta dinámica, prueba de ello, es la manera como quienes ostentan el poder van dando tumbos de un lado a otro a costa de nosotros, los que votamos.

Vivimos y somos un pueblo olvidadizo y suicida, que se muestra apático a las cosas verdaderamente importantes. Eso en gran medida se debe a los medios, escuelas, colegios y universidades, donde los espacios de debate y confrontación de ideas son cada vez más limitados y parcializados, en últimas, totalmente alejados de la realidad, pensados y creados como forma de adoctrinamiento.

La dificultad principal que se presenta a la hora de romper esos lazos que nos mantienen atados a un sistema de gobierno fallido, radica principalmente, en que nunca nos damos a la tarea de pensar en cómo sería o, más bien, cuál es el Estado ideal, sin que lo ideal suene a utopía o romanticismo.

Independiente de quien gane las elecciones el mundo seguirá girando, de igual forma, seguiremos pensando que la solución es la anarquía y el caos. Que el principal problema de este país es la burocracia, la corrupción, el narcotráfico, la guerrilla, la derecha, la izquierda, el centro, pero, nunca, jamás pasará por nuestra cabeza que el problema somos nosotros mismos. Es hora de tomar ese último punto bien en serio y mirar hacia dentro, hacia nosotros mismos como problema y solución.

Para terminar quiero citar a Juan Carlos Monedero, dejar lo profundo y real de cada palabra  como un ejercicio mental que nos lleve al reconocimiento de muchas cosas que no nos dejan avanzar: “los pueblos que pueden la inercia social para mejorar sus situación tienen la sensación de controlar más la situación que aquellos que están a la defensiva intentando conservar su estatus”.

                                                                                                                        

miércoles, 12 de febrero de 2014

El reclutamiento de menores necesita más que buenos deseos y programas institucionales


13.000 niños se han desempeñado en los últimos años como soldados. Foto tomada de http://www.kienyke.com/


Por: José David Pacheco Martínez

Hace 15 años, el 12 de febrero, fue escogido como el “Día internacional contra el reclutamiento y la utilización de niños, niñas y adolescentes por parte de los grupos armados ilegales”, este, precisamente, ha sido uno de los delitos más cuestionados a los actores armados ilegales que operan en Colombia.

En el país, los menores, gracias a unas leyes en extremo proteccionistas, los eximen de ciertas responsabilidades penales; por esa razón, son utilizados como carne de cañón para la realización de atentados criminales a gran escala, como el que iba dirigido contra el exministro Fernando Londoño Hoyos. Solo por citar un caso famoso.

A pesar de que hay muchos protocolos y leyes, tanto nacionales como internacionales, destinados a garantizar el normal desarrollo de un niño o adolescente; la realidad demuestra, que la aplicación de todas esas políticas,  están lejos de obtener resultados que puedan impactar de manera positiva este flagelo, hablando, específicamente del reclutamiento por parte de un grupo insurgente o al margen de la ley.

Ximena Pachón, profesora asociada al Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia, en su estudio: La infancia perdida en Colombia: los menores en la guerra, sostiene que, en “América Latina los niños soldados han estado presentes en las luchas de Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Paraguay y Perú, pero las cifras más alarmantes que se han reportado se encuentran en Colombia, donde no menos de 13.000 niños se han desempeñado en los últimos años como soldados”, lo que a la postre, viene a significar que las estructuras irregulares del país, están en su cuarta parte conformada por menores de edad. Esta cifra convierte a Colombia en el tercer país del mundo con más menores en las filas insurgentes.

Una situación aún más preocupante, la muestra el Informe sobre la situación de niños, niñas y jóvenes vinculados al conflicto armado en Colombia: falencias en el proceso de desvinculación de niños, niñas y jóvenes de los grupos paramilitares, emitido por  la Coalición contra la vinculación de niños, niñas y jóvenes al conflicto armado en Colombia, el cual asegura, que “sus edades de vinculación oscilan entre los 7 y los 17 años, con un promedio de edad de ingreso que en sólo cuatro años descendió de los 13,836 a 12,8 años”

La explicación al descenso en la edad de vinculación al grupo ilegal, la tiene la politóloga Susan Brigete Castellanos Santos, según ella, este fenómeno, responde a un interés particular de los grupos armados, los cuales, ven a los niños como reclutas maleables, es decir, se adaptan fácilmente a las condiciones que se viven en las diferentes zonas desde las cuales operan los grupos armados ilegales, los niños están dispuestos a correr riesgos sin medir las consecuencias y aprenden mucho más rápido que cualquier recluta de mayor edad.

Las deprimentes estadísticas, más que comprobar la ineficacia de los programas, dejan ver que hacen falta mucho más que buena intenciones y proyectos bien estructurados para mejorar este punto. Y, todas esas actividades, deben estar encaminadas a ir más allá de la desvinculación del niño o joven del grupo insurgente. En el mejor de los casos, debería el Estado garantizar el normal reintegro de estos ciudadanos a la sociedad, esta última misión, ha sido siempre uno de las principales preocupaciones de las naciones históricamente en guerra interna.

Los daños colaterales de vivir en un ambiente hostil, como los es, sin dudas, el de un guerrillero, condicionará o más bien, dejará graves secuelas en el comportamiento de los excombatientes. En los distintos países de Latinoamérica y África, donde por las buenas se ha logrado acabar el conflicto interno, los niños nunca volvieron a comportarse como niños.

Explica la profesora Pachón, que el resultado de estas experiencias, han de mostrarnos como estos nuevos inquilinos de la sociedad, que no poseen lazos familiares sólidos, quienes aprendieron los valores e ideales de la guerra y que además, fueron entrenados en el manejo de armas y estrategias militares, no logaron construir un nuevo proyecto de vida e insertarse en la vida civil de sus sociedades. Agrega además, que por el contrario, el desespero, la costumbre y las dificultades propias de un mundo en crisis, los llevaron hasta las filas de la delincuencia común, que se vieron robustecidas por una mano de obra joven y experimentada. En síntesis, romper la experiencia de la guerra no resulta fácil.

Las aproximaciones académicas a este tema, han ido más allá en cuanto a las dificultades que pueda o no tener un niño soldado de regreso a la ‘normalidad’, uno de esos investigadores es Sandra Ruiz, en su estudio Impactos psicosociales de la participación de los niños y jóvenes en el conflicto armado, logró comprobar que la construcción social de un niño o joven se hace a través de la relación que tienen con el otro, con su familia, con sus vecinos, con sus pares y con los valores que son socialmente construidos por las costumbres y la cultura, basados obviamente estos en la interacción diaria; todos estos aspectos, y muchos más, son modificados, influidos, trastocados y tergiversados por el conflicto armado.

A renglón seguido aclara, que estás condiciones de vulnerabilidad, son más fuertes cuando hay actores armados en un territorio, esto, cambia todo, las relaciones están permeadas por el miedo y la desconfianza, que se constituyen a su vez en los elementos más importantes en la ruptura de redes sociales.

Siguiendo esa línea que critica las verdaderas condiciones del espacio vital donde se desarrolla hoy día un colombiano, la profesora Ximena Chacón, argumenta que la una porción muy grande de la niñez, se ha venido desarrollando en un contexto extremadamente violento, en crisis moral y económica, lo que ha aumentado la presencia de menores de edad haciendo parte de un conflicto que no alcanzan a entender. 

Este problema que ha venido siendo estudiado por los organismos de control colombianos desde los años 90s, debe empezar a ser mirado desde otras perspectivas tanto metodológicas; a la hora de realizar estudios encaminados a evidenciar posibles causas y soluciones; como también institucional, partiendo de la idea de que se necesita real voluntad estatal para conseguir que las políticas y programas enfocados a este tema, logren cambiar la situación.

Recientemente, Mario Suescún, coordinador del grupo asesor de niños, niñas y adolescentes de la Unidad para las Víctimas, fue enfático en afirmar que, la realidad del país no ha sido ajena a los menores de edad, han ido quedando en un sitial olvidado, para él, “la desprotección a la que ha sido sometida la niñez, la dificultad en el apoyo a la familia y un precario entorno social son las situaciones que facilitan la vinculación de los niños, las niñas y los adolescentes a los grupos armados ilegales”..

Ahora bien, todos los actores inmersos en el contexto de la guerra tienen que empezar a reconocer parte de su responsabilidad en el asunto y tratar de ayudar a buscar soluciones, ha dejado de ser un tema única y exclusivamente del Estado. En el nuevo modelo propuesto por Unicef se “reconoce la responsabilidad del Estado, el gobierno, la comunidad, la sociedad civil y la familia en la generación de acciones concretas para el acceso y restitución de los derechos de la infancia”

Susan Brigete Castellanos, piensa que el Estado colombiano ha atendido con diligencia este flagelo, no obstante, todos esos programas y estudios han tenido muchas limitantes y problemas, tanto a nivel metodológico como práctico, lo que ha impedido la obtención de resultados esperanzadores.

Para la doctora Castellanos, el más grave de todos estos, es la invisibilidad de los menores ante el Estado; es decir, debido a que no se conoce la real magnitud del problema de reclutamiento forzado a menores de edad, no existe un adecuado registro de la información de los menores que se encuentran tanto en situación de riesgo, como de aquellos que ya necesitan ser atendidos por el Estado, debido a su desvinculación de los grupos armados ilegales.

Para hacer frente a esta situación algo confusa, donde los organismos encargados de reintegrar a los desertados, no pueden evitar que muchos de ellos abandonen los programas educativos y regresen a las armas, empieza este joven acosado por la crisis y la necesidad de dinero, a venderse al mejor postor. La última escala de un niño combatiente, termina siendo la delincuencia común o bandas criminales.

Son muchas las opiniones y debates que se dan respecto a esta problemática, los puntos de vista son diferentes, pero, coinciden en que el Estado colombiano no sabe a ciencia cierta, cuántos de estos jóvenes están de nuevo al servicio de una estructura delincuencial.

En este momento histórico del país, donde se está negociando un tratado de paz para acabar la razón de una porción importante de los problemas que impiden la progresión de la sociedad actual. La niñez tiene que empezar a ser concienciada de la importancia de un cambio en las directrices actuales, en aras de evitar se repita una guerra como la que ahora tratan los actores principales del conflicto acabar en Cuba.


Así lo ha entendido Alma Bibiana Pérez, directora del Programa Presidencial de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, quien aseguró, que en el actual contexto, la lucha del Estado por la prevención debe ser constante, del mismo modo, expresó que el verdadero compromiso debe ser “prevenir que esto le ocurra a nuestros niños y a nuestras niñas es garantizando la totalidad de sus derechos; un niño que tenga educación, que tenga un entorno seguro, que tenga un entorno familiar amable, va a pensarlo dos veces antes de caer en las redes de los que quieren utilizarlo o de los que quieren reclutarlo”