En países como España, Dinamarca,
Polonia, Holanda y Francia, y en algunos
asiáticos como China, la bicicleta es un medio de transporte reglamentado y
aceptado socialmente. Se estima que alrededor del mundo, 800 millones de
bicicletas ruedan cada día, con ventajas no sólo para las personas sino para el
cuidado del medio ambiente.
Por: José David Pacheco Martínez
Panamá es un país pequeño, sus
avenidas principales cuentan con tres carriles en ambos sentidos, lo que
permite inferir que no habrá problemas de movilidad ni mucho menos congestión
vehicular, pero no, además de las dos antes mencionados, el país tiene un alto
índice de accidentalidad, más cercano a la forma de conducir de quienes transitan
en los vehículos que cualquier otra cosa y, si a eso le sumamos la
superpoblación de automóviles, el panorama en diez años será incontrolable para
la policía de tránsito y las autoridades medioambientales: primero, debido a la
poca capacidad de la institución policiva para hacerle frente a los conductores
que los rebasarán de 100 a uno y segundo, la contaminación que producen cientos
de miles de estos automotores circulando a diario emitiendo CO2, el país llegará por la
dimensión del territorio, a tener los mismos problemas de contaminación que hoy
en día posee Ciudad de México, solo por poner un ejemplo dentro del contexto
territorial donde nos encontramos.
La bicicleta apareció en la
escena mundial hace más de doscientos años, siendo primero un objeto de
diversión utilizado principalmente por la genta acaudalada, con el tiempo y la aparición de los automóviles como los
conocemos hoy día, es decir, impulsados por combustible, pasó a ser el vehículo
de transporte de los pobres, siendo menospreciado si se quiere. En este momento
histórico la bicicleta empieza a jugar
un papel importante dentro de la sociedad, no solo como un deporte que genera
expectativa y dinero, muestra de ello son: el Tour de Francia, Giro de Italia y
Vuelta España, las tres competencias ciclísticas más importantes del mundo, que
sin dudas y sin temor a equivocarme, están al mismo nivel televisivo que un
clásico Barcelona versus Real Madrid, para hablar en términos de marketing,
sino también como una forma emergente de desplazamiento gratuito.
En el mundo de hoy, tan
preocupado por el medioambiente, la bicicleta empieza jugar un papel
determinante en la disminución de partículas contaminantes en el aire. Panamá
es casi un territorio virgen, que podría implementar este vehículo como forma
de transporte, para hacer frente a muchos de los problemas que a diario se
presentan en sus calles, avenidas y autopistas, todos relacionados directamente
con los automóviles.
Es evidente que el país necesita
un cambio drástico en los hábitos de transporte, no solo justificado en la saturación de la red viaria y la
contaminación ambiental y acústica que son situaciones que en el futuro se prevé puedan ser aún más
graves. La solución a este tipo de problemas, que son causados definitivamente
por al imperante necesidades de
movilidad, está directamente relacionada con la desarticulación o disminución
del uso del vehículo automotor privado, obviamente para que esto suceda, deben existir las condiciones materiales y
sociales necesarias para que un alto
flujo de esos potenciales nuevos dueños de carros, fijen su mirada hacia medios
de transporte alternativos, lo que a la postre y directamente puede generar
cambios culturales que posibiliten mejorar la conducta y humanización de
quienes como bestias salvajes transitan por las vías panameñas.
Estudios recientes dan cuenta de que
la bicicleta es considerada a nivel mundial como en medio de transporte que
impacta directamente la salud, la economía, el medio ambiente, la organización
de las ciudades, la autonomía personal, la diversión, en definitiva, es un
factor que determina hasta cierto punto la calidad de vida de quien la usa.
Esta percepción sin dudas, puede ser de gran ayuda y la base en la que se
cimienten las labores de promoción para favorecer su implantación en Panamá.
Esta sensibilidad y aceptación de
la sociedad en favor de la bicicleta,
crece en paralelo al incremento de la
concienciación de los habitantes del planeta por los temas medioambientales, y
está ejerciendo presión a los entes gubernamentales responsables de la movilidad y el medioambiente, a reconocer que la bicicleta es
definitivamente un medio de transporte viable y que puede solucionar muchos de
los problemas que se presentan en los países y ciudades al respecto de esta
temática bastante complicada y casi que imposible de regular.
A continuación algunas de las ventajas de utilizar la bicicleta:
• Ecológico. La bicicleta contribuye claramente a un medio
ambiente urbano más humano, tranquilo, sano y habitable. Es silenciosa, sólo consume
energía humana y no contamina. Además, el medio ambiente a nivel global también
se ve beneficiado, porque dejamos de generar una gran cantidad de gases
contaminantes y contribuimos, con nuestro esfuerzo y compromiso diarios, a
frenar el cambio climático.
• Eficiencia energética. Para desplazarnos en bicicleta
consumimos 50 veces menos energía que para hacerlo en coche. Por otro lado, con
la energía que se emplea en fabricar un coche se pueden hacer de 70 a 100
bicicletas.
• Económico. Una bicicleta está al alcance de cualquiera.
Incluso teniendo la posibilidad de alquiler o préstamo en muchas ocasiones su
uso es aún más sencillo y barato. Los costes de adquisición y mantenimiento de
un automóvil son 30-40 veces superiores a los de una bicicleta. La vida útil de
una bicicleta (con un mínimo mantenimiento) es varias veces superior a la de un
coche.
• Salud. Moverse en bicicleta es un ejercicio de carácter
aeróbico (pausado) que recomiendan médicos y cardiólogos. Si convertimos este
ejercicio en un hábito nuestra salud mejorará notablemente. La bicicleta,
además, no contamina y es silenciosa, con lo cual contribuye a una mejor salud
individual y colectiva al mismo tiempo.
• Autonomía. La bicicleta es una buena solución cuando las
distancias resultan muy largas para hacerlas a pie. Es barata, accesible, fácil
de manejar en todas las edades y muy recomendable para niños (mejora autoestima
y autonomía) y mayores (independencia y salud).
• Seguridad. La bicicleta en la ciudad no es un medio de
transporte peligroso en sí mismo, ya que no provoca en general grandes daños y
contribuye a mejorar la seguridad vial calmando el tráfico. Está demostrado que
donde crece el uso de la bicicleta se reduce el número total y la gravedad de
los accidentes.
• Rapidez. En distintas
comparativas entre medios de transporte realizadas en varias ciudades de
nuestro país se ha comprobado que la bicicleta es, junto a la moto, la que
menos tarda en desplazamientos “puerta a puerta” no superiores a 5 kilómetros,
más del 50% de los desplazamientos urbanos no llegan a estos 5 km.
• Ocupación de espacio. Las bicicletas, tanto en
circulación como aparcadas, ocupan un espacio muy inferior al que requieren los
coches. La capacidad de una vía ciclista multiplica por 10 la de una vía para
automóviles. En una plaza de aparcamiento para un coche podemos estacionar
entre 7 y 10 bicicletas.
• Integración social. La bicicleta integra, porque utiliza
un ritmo pausado que acerca a las personas, invita al saludo y a la
conversación. El coche, al contrario, separa por su velocidad, la contaminación
generada (atmosférica y acústica) y el riesgo que entraña para los viandantes y
ciclistas urbanos.
• Versatilidad e intermodalidad. La bicicleta es fácilmente
transportable (subir a un piso, caminar con ella por un parque) y permite la
intermodalidad, es decir, combinar varios medios de transporte: autobús, tren,…
Estas dos cualidades se han visto mejoradas enormemente con la aparición de las
bicicletas plegables y/o fácilmente desmontables.
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