domingo, 30 de noviembre de 2014

La bicicleta como mecanismo de descongestión vehicular en Panamá




En países como España, Dinamarca, Polonia, Holanda y Francia,  y en algunos asiáticos como China, la bicicleta es un medio de transporte reglamentado y aceptado socialmente. Se estima que alrededor del mundo, 800 millones de bicicletas ruedan cada día, con ventajas no sólo para las personas sino para el cuidado del medio ambiente.

Por: José David Pacheco Martínez

Panamá es un país pequeño, sus avenidas principales cuentan con tres carriles en ambos sentidos, lo que permite inferir que no habrá problemas de movilidad ni mucho menos congestión vehicular, pero no, además de las dos antes mencionados, el país tiene un alto índice de accidentalidad, más cercano a la forma de conducir de quienes transitan en los vehículos que cualquier otra cosa y, si a eso le sumamos la superpoblación de automóviles, el panorama en diez años será incontrolable para la policía de tránsito y las autoridades medioambientales: primero, debido a la poca capacidad de la institución policiva para hacerle frente a los conductores que los rebasarán de 100 a uno y segundo, la contaminación que producen cientos de miles de estos automotores circulando a diario  emitiendo CO2, el país llegará por la dimensión del territorio, a tener los mismos problemas de contaminación que hoy en día posee Ciudad de México, solo por poner un ejemplo dentro del contexto territorial donde nos encontramos.

La bicicleta apareció en la escena mundial hace más de doscientos años, siendo primero un objeto de diversión utilizado principalmente por la genta acaudalada, con el tiempo y  la aparición de los automóviles como los conocemos hoy día, es decir, impulsados por combustible, pasó a ser el vehículo de transporte de los pobres, siendo menospreciado si se quiere. En este momento histórico  la bicicleta empieza a jugar un papel importante dentro de la sociedad, no solo como un deporte que genera expectativa y dinero, muestra de ello son: el Tour de Francia, Giro de Italia y Vuelta España, las tres competencias ciclísticas más importantes del mundo, que sin dudas y sin temor a equivocarme, están al mismo nivel televisivo que un clásico Barcelona versus Real Madrid, para hablar en términos de marketing, sino también como una forma emergente de desplazamiento gratuito.

En el mundo de hoy, tan preocupado por el medioambiente, la bicicleta empieza jugar un papel determinante en la disminución de partículas contaminantes en el aire. Panamá es casi un territorio virgen, que podría implementar este vehículo como forma de transporte, para hacer frente a muchos de los problemas que a diario se presentan en sus calles, avenidas y autopistas, todos relacionados directamente con los automóviles.

Es evidente que el país necesita un cambio drástico en los hábitos de transporte, no solo  justificado en  la saturación de la red viaria y la contaminación ambiental y acústica que son situaciones que  en el futuro se prevé puedan ser aún más graves. La solución a este tipo de  problemas, que son causados definitivamente por al imperante  necesidades de movilidad, está directamente relacionada con la desarticulación o disminución del uso del vehículo automotor privado, obviamente para que esto suceda,  deben existir las condiciones materiales y sociales  necesarias para que un alto flujo de esos potenciales nuevos dueños de carros, fijen su mirada hacia medios de transporte alternativos, lo que a la postre y directamente puede generar cambios culturales que posibiliten mejorar la conducta y humanización de quienes como bestias salvajes transitan por las vías panameñas.

Estudios recientes dan cuenta de que la bicicleta es considerada a nivel mundial como en medio de transporte que impacta directamente la salud, la economía, el medio ambiente, la organización de las ciudades, la autonomía personal, la diversión, en definitiva, es un factor que determina hasta cierto punto la calidad de vida de quien la usa. Esta percepción sin dudas, puede ser de gran ayuda y la base en la que se cimienten  las labores de promoción para  favorecer su implantación en Panamá.

Esta sensibilidad y aceptación de la sociedad en favor  de la bicicleta, crece  en paralelo al incremento de la concienciación de los habitantes del planeta por los temas medioambientales, y está ejerciendo presión a los entes gubernamentales responsables  de la movilidad y el medioambiente,  a reconocer que la bicicleta es definitivamente un medio de transporte viable y que puede solucionar muchos de los problemas que se presentan en los países y ciudades al respecto de esta temática bastante complicada y casi que imposible de regular.

A continuación algunas de las ventajas de utilizar la bicicleta:

• Ecológico. La bicicleta contribuye claramente a un medio ambiente urbano más humano, tranquilo, sano y habitable. Es silenciosa, sólo consume energía humana y no contamina. Además, el medio ambiente a nivel global también se ve beneficiado, porque dejamos de generar una gran cantidad de gases contaminantes y contribuimos, con nuestro esfuerzo y compromiso diarios, a frenar el cambio climático.

• Eficiencia energética. Para desplazarnos en bicicleta consumimos 50 veces menos energía que para hacerlo en coche. Por otro lado, con la energía que se emplea en fabricar un coche se pueden hacer de 70 a 100 bicicletas.

• Económico. Una bicicleta está al alcance de cualquiera. Incluso teniendo la posibilidad de alquiler o préstamo en muchas ocasiones su uso es aún más sencillo y barato. Los costes de adquisición y mantenimiento de un automóvil son 30-40 veces superiores a los de una bicicleta. La vida útil de una bicicleta (con un mínimo mantenimiento) es varias veces superior a la de un coche.

• Salud. Moverse en bicicleta es un ejercicio de carácter aeróbico (pausado) que recomiendan médicos y cardiólogos. Si convertimos este ejercicio en un hábito nuestra salud mejorará notablemente. La bicicleta, además, no contamina y es silenciosa, con lo cual contribuye a una mejor salud individual y colectiva al mismo tiempo.

• Autonomía. La bicicleta es una buena solución cuando las distancias resultan muy largas para hacerlas a pie. Es barata, accesible, fácil de manejar en todas las edades y muy recomendable para niños (mejora autoestima y autonomía) y mayores (independencia y salud).

• Seguridad. La bicicleta en la ciudad no es un medio de transporte peligroso en sí mismo, ya que no provoca en general grandes daños y contribuye a mejorar la seguridad vial calmando el tráfico. Está demostrado que donde crece el uso de la bicicleta se reduce el número total y la gravedad de los accidentes.

• Rapidez. En distintas comparativas entre medios de transporte realizadas en varias ciudades de nuestro país se ha comprobado que la bicicleta es, junto a la moto, la que menos tarda en desplazamientos “puerta a puerta” no superiores a 5 kilómetros, más del 50% de los desplazamientos urbanos no llegan a estos 5 km.

• Ocupación de espacio. Las bicicletas, tanto en circulación como aparcadas, ocupan un espacio muy inferior al que requieren los coches. La capacidad de una vía ciclista multiplica por 10 la de una vía para automóviles. En una plaza de aparcamiento para un coche podemos estacionar entre 7 y 10 bicicletas.

• Integración social. La bicicleta integra, porque utiliza un ritmo pausado que acerca a las personas, invita al saludo y a la conversación. El coche, al contrario, separa por su velocidad, la contaminación generada (atmosférica y acústica) y el riesgo que entraña para los viandantes y ciclistas urbanos.

• Versatilidad e intermodalidad. La bicicleta es fácilmente transportable (subir a un piso, caminar con ella por un parque) y permite la intermodalidad, es decir, combinar varios medios de transporte: autobús, tren,… Estas dos cualidades se han visto mejoradas enormemente con la aparición de las bicicletas plegables y/o fácilmente desmontables.