Poco a poco, van apareciendo líderes jóvenes con la intención de darle un vuelco definitivo a la forma de ver y pensar el mundo, el país, la región y la ciudad y también, poco a poco, otros jóvenes se van sumando a esos procesos de construcción. Así nomás: la juventud está despertando.
Por:
José David Pacheco Martínez
Desde
niño, siempre me dijeron y escuché que las cosas nunca cambiarían, que el país,
la región y la ciudad siempre serían la misma. Me dijeron que soñar con un
futuro mejor era perder el tiempo. Me dijeron y, por muchas cosas que vi en la
televisión, escuché en la radio y leí en los periódicos, me convencí de eso:
que nada cambiaría.
Esa
apatía, ese desinterés por todo lo que significara romper con esos falsos
paradigmas, inventados y difundidos adrede por todos lados, fue creciendo
conmigo, con muchos, casi todos los de mi generación. Hoy, el mundo, el
continente, el país, la región y la ciudad, empiezan a moverse al ritmo de los
jóvenes.
Al
unísono y sin ponerse de acuerdo, la juventud ha empezado a forjar un nuevo
destino para las generaciones venideras, esas barreras de mentira, que aquí en
Colombia, se crearon a partir de la muerte de Jorge Eliecer Gaitán. Podemos
decir: bueno, puedo decir, porque no me gusta tomar la palabra por otros ni
generalizar; que nos estamos interesando cada vez más y con más fuerza, en
ocupar espacios que antes estaban ‘vedados’ para nosotros.
El
decurso de la historia y las necesidades propias, han despertado la pasión
antes dormida o, más bien, contenida, por eso, tal vez, muchas de las
incursiones juveniles en procesos de democracia y construcción de políticas
para llenar esos vacíos históricos, se presentan de forma violenta.
Sin
dudas, la juventud está en un proceso de formación política y democrática, que
más adelante nos permitirá por la vía de las urnas, llegar a esas instancias
del poder, donde hemos estado ausentes y al que definitivamente habíamos
renunciado. Poco a poco, van apareciendo líderes jóvenes con la intención de
darle un vuelco definitivo a la forma de ver y pensar el mundo, el país, la
región y la ciudad y también, poco a poco, otros jóvenes se van sumando a esos
procesos de construcción. Así nomás: la juventud está despertando.
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