Por: José David Pacheco Martínez
No sabe uno qué pensar cuando se
encuentra en periódicos con titulares como: Facebook: la nueva forma de hacer
política en Santa Marta ( http://www.elinformador.com.co/index.php/general/politica/107549-facebook-la-nueva-forma-de-hacer-politica-en-santa-marta ). En momentos como este de tanta conceptualización y
estudios sobre política, debería ser embarazoso para un medio, supongo, hacer
semejante afirmación. Y debería darles mucho más pena el desarrollo de la
noticia, abiertamente un boletín salido -como
al final de la misma nota se evidencia- de la oficina de prensa de un
candidato, que si bien tiene el músculo financiero, no tiene idea de qué es y cómo
se hace la política y en ese mismo sentido, sus posibilidades de llegar a la
alcaldía de la ciudad son remotas, nulas, no existen. Y no lo digo yo, ha sido la constante en todos los sondéos de opinión e intención de voto
Y no es que ahora porque muchos
de mis lectores saben que estoy vinculado a un movimiento, dirán que me excedo –como
suelo hacer- en mis afirmaciones. Pero, basta nada más ver en qué invierten el
dinero los asesores de prensa y estrategas comunicacionales del candidato que
logrará direccionar los seguidores que compra en Facebook y Twitter a las
urnas. Apuesto, que esos seguidores y ‘amigos’, son tan falsos como los que, con frecuencia y
pasión extrema, defienden a Carlos Caicedo y, atacan a quienes piden
explicaciones a la actual administración y muestran su desacuerdo con la
continuidad.
La apuesta de una campaña
virtual, como parece ser esta, al menos eso puede interpretar uno, al ver que a
los cuatro vientos y con la mano en el pecho, gritan que han logrado el
objetivo de captar la atención en Facebook. Pero, se olvidan que gobernar una
ciudad es mucho más que pagar con tarjeta de crédito a una empresa para que
repita constantemente mis imágenes y eventos. Gobernar una ciudad como Santa
Marta, es mucho más que enviarle mensajes y fotos bonitas a los que a diario
están conectados a las redes sociales. Probado está, que se utilizan solo para
chismear. El fin último.
Lo que ahora los llena de
orgullo, es un mensaje claro para la sociedad samaria: este muchacho que
alardea de sus seguidores en Facebook, no tiene ni la más remota idea de lo que
significa hacer política y mucho menos las responsabilidades y exigencias
intelectuales y de preparación que han de tenerse y cumplir, para sacar del atolladero
a esta mal gobernada y saqueada por años ciudad. Entregados a una campaña
virtual, es decir, imaginaria, de mentiras, ellos definitivamente están meando
fuera del tiesto.