El departamento del Magdalena no fue ajeno a esa dinámica nacional de alianzas y pactos con grupos insurgentes para seguir ostentando una silla en el Congreso.
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En las elecciones al Senado y Cámara de 1998,
Miguel Amín, Arturo Char y Eduardo Pulgar, atlanticenses todos, no obtuvieron
votos; en las parlamentarias del pasado 9 de marzo, los tres candidatos
lograron 27.227, 19.465 y 18.765 sufragios respectivamente, siendo las
votaciones más altas del departamento del Magdalena.
Por: José
David Pacheco Martínez
De aquellos debates de control político que
hacía el desaparecido José Ignacio Vives en el Congreso y, que pusieron contra
las cuerdas muchas veces a altos funcionarios del Estado, como el exministro de
Agricultura Enrique Peñalosa y al mismo presidente Carlos Lleras Restrepo, solo
queda un recuerdo leve que, fue condenado al olvido con su muerte en 2007.
La representatividad del departamento nunca
había sido tan mala ni la honra de los parlamentarios tan cuestionada como hoy. Y eso se nota en las calles, en las
conversaciones, en el ambiente y sobre todo, en las urnas, representada en una
abstención constante del 50% y ahora, votando en favor de candidatos de otros
departamentos.
César Serpa, columnista y hombre cercano a los
procesos políticos del departamento, es enfático en afirmar que “nuestra
situación política actual es fruto del fracaso rotundo de un sistema electoral
mediocre y amañado, que ha tocado fondo, lo cual vemos claramente reflejado en
la nueva composición del Congreso, el cual ratificó y reafirmó los mismos
poderes corruptos, politiqueros y mafiosos tradicionales”
Según datos de la Registraduría Nacional del
Estado Civil, en las elecciones parlamentarias de 1998, fueron 281.750
magdalenenses los que cumplieron su cita con la democracia y eligieron a cuatro
senadores nacidos y hechos políticamente en la región. Fueron ellos: Enrique Rafael Caballero Aduén,
quien gracias a una coalición obtuvo 54.418 votos, Luis Eduardo Vives Lacouture (33.512 votos) y
Miguel Pinedo Vidal (22.783 votos) quienes fueron avalados por el Partido
Liberal y Micael Segundo Cotes Mejía (29.331votos) avalado por el Partido
Conservador.
El resto de candidatos que llegaron a pescar
sufragios en el Magdalena, sumaron menos de 7 mil votos, como: Gabriel Acosta
Bendek, Mario Varón Olarte, Carlos Espinosa Facilolince, Efraín Cepeda, el hoy
ministro de Minas y Energía, Amílcar Acosta Medina o, el conocido ‘Hombre
Marlboro’, Samuel Santander Lopesierra,
extraditado a Estados Unidos por contrabando y narcotráfico.
El tiempo, alianzas equivocadas y el devenir de
la política llevarían a Caballero Aduén, Vives Lacouture y Pinedo Vidal a
enfrentar procesos judiciales que los podrían tras las rejas y acabarían con su
carrera política. El Magdalena no fue ajeno a esa dinámica nacional, que dejó
mal parado al Congreso en pleno y, hasta cierto punto, deslegitimó al cuerpo
colegiado.
2002, el principio del fin
Para las elecciones siguientes, que se
realizaron el día 16 de noviembre de 2002, la votación pasó de 281.750 a 305.828, lo que representó un aumento de
casi 25.000 votos. Así, como cambió la votación y el nombre de los
parlamentarios, cambiaron los partidos de los viejos conocidos. En esta
oportunidad, se eligieron con esos votos, cinco senadores, de los cuales dos
repitieron: Luis Vives Lacouture, quien
fue inscrito por el Movimiento de Integración Popular y obtuvo 47.794 votos,
aumentando en casi 15 mil votos en comparación con las legislativas de 1998, y
Miguel Pinedo, avalado por el Movimiento de Renovación Acción Laboral quien
pasó de 22.783 a 14.723 sufragios, lo que significó una disminución
considerable en su caudal electoral.
Las otras tres sillas en el parlamento las obtuvieron
Salomón de Jesús Saade Abdala, del Partido Liberal, quien con 49.728 votos, fue
el que más avales ciudadanos, Flor Modesta Gnecco Arregoces, se presentó como
candidata de una coalición y por quien
votaron 36.246 personas, y finalmente Dieb Nicolás Maloof Cuse, del
Partido Liberal y por quien votaron
40.134 sufragantes.
Junto con ellos, y manteniendo la dinámica de
los comicios anteriores, volvieron a figurar personajes como: Acosta Bendek,
Varón Olarte y Efraín Cepeda Saravia, quien logró duplicar sus votos en el
departamento, pasando de 3.780 a 6.965.
Aparecen controvertidos personajes como Álvaro Araújo Castro, quien negó
hasta que la Fiscalía lo venció en juicio sus nexos con Rodrigo Tovar Pupo,
conocido en las Autodefensas Unidas de Colombia como ‘Jorge 40’, además de eso,
María Consuelo Araújo, hermana del entonces Senador, presionada por la prensa,
tuvo que renunciar al cargo de Ministra de Relaciones Exteriores.
La llegada de
Maloof Cuse, Araújo Castro y Vicente Blel Saad al escenario electoral
del departamento, supone, como lo demostró tiempo después la Fiscalía General
de la Nación, el ingreso del poder y la influencia paramilitar en toda la
región. Y, supone también, la unión entre este grupo ilegal y la clase
dirigente magdalenense, para seguir estando en el Congreso.
En ese sentido, Edimer Latorre, sociólogo y
doctorando en Sociología Jurídica e Instituciones Políticas, sostiene que
los grandes barones electorales de aquel
entonces “afincaban su fuerza en la zona rural del departamento y en una política tradicional, cooptada por
la corrupción y la alter legalidad”, a renglón seguido explica que “en parte
eso se sostiene, pero a menor escala, los políticos le apuntan a la Cámara de
Representantes, dados los altos costos de una elección al senado, de ahí que el
panorama para la pasada campaña al Senado estuvo prácticamente descongestionado
en el departamento del Magdalena”, dándole paso a otras figuras.
2006, la campaña que hundió
la política magdalenense
Las elecciones del año 2006 fueron el principio
del fin de la representación magdalenense en el Senado. Luis Vives Lacouture,
quien fuese días previos a la jornada electoral, expulsado del recién aparecido
Partido de la Unidad Nacional, por sospechar de sus nexos con grupos ilegales,
terminó en la lista de Convergencia Ciudadana. El caudal de sufragantes de
Vives aumentó nuevamente, esta vez llegó al cuerpo colegiado con 58.000 votos.
Luis Eduardo Vives fue condenado a siete años de prisión y pagar una sanción
económica de mil millones de pesos. La
Corte después de una exhaustiva investigación, que incluyó pruebas con
polígrafo, halló méritos suficientes
para declararlo culpable por el delito de concierto para promover grupos
armados, debido a las reuniones que siendo senador sostuvo con Hernán Giraldo
Serna, cabecilla del Frente Resistencia Tayrona que operaba en Santa Marta y
las estribaciones de la Sierra Nevada.
Otro de los que aseguró su permanencia en el
Congreso fue Miguel Pinedo Vidal, de los escasos 15 mil votos de la campaña anterior,
pasó a 22.188. En esta oportunidad, iba incluido en la lista del partido Cambio
Radical. Pinedo fue condenado a 90 meses de prisión por haber recibido
ayudas electorales por parte de Giraldo
Serna, lo que a la postre le significó seguir ocupando una curul.
También le alcanzó para repetir a Dieb Maloof,
quien a pesar de haber obtenido 35 mil votos menos en el Magdalena con relación
al 2002, superó el umbral y fue uno de los dos parlamentarios que lograría
Colombia Viva. Los votos que antes eran de Maloof, fueron endosados a Jorge
Castro Pacheco, hermano de César Augusto Castro Pacheco, desmovilizad del
Bloque Norte de las AUC y, a quien se le atribuye un sin número de delitos
relacionados con el despojo de tierras en la zona de influencia del grupo armado
ilegal, donde se concentró la votación de su hermano y se firmaron los acuerdos
entre políticos e insurgentes.
“Esta situación se empeora, porque además de la
influencia de los chorros de dinero muchas veces proveniente del Estado, se
suma el desprestigio de una clase dirigente indolente y conchuda que no ha
hecho nada de peso por su región y para colmo se ha aliado con delincuentes y
paramilitares de todos los pelambres para poder garantizar su elección”
Argumenta Cerpa, y, así logró
demostrarlo en juicio la Fiscalía, al encarcelar a un sinnúmero de ‘servidores
públicos’, desde presidentes de juntas de acción comunal hasta senadores, por
poner entidades estatales al servicio de una organización al margen de la ley.
También fue este el periodo donde empezaron a
emerger nuevas figuras de la política regional, con un alto potencial de
votación, entre ellos: Álvaro Ashton, José David Name y Arturo Char, quienes
con el tiempo fueron ganando espacio en las preferencias electorales del
Magdalena.
2010, una apuesta por la
renovación política fallida
El 2010 llegó y en el ambiente había una
sensación de libertad para el elector, ya que quienes ejercían presión en
épocas electorales, habían en teoría abandonando esas prácticas y además,
estaban presos en una cárcel en los Estados Unidos. La libertad también fue
para quienes quisieron conquistar votos a falta de candidatos propios, para
quienes llegarían a tapar el hueco enorme que dejó la clase dirigente
magdalenense en la política nacional.
En esta campaña, dos hombres de la tierra
obtuvieron una curul: Manuel Julián Mazenet, expulsado del Partido de la U y,
aceptado por el tristemente célebre Partido de Integración Nacional. Por
Mazenet votaron 59.048 personas. Poco tiempo después de haberse posesionado,
fue inhabilitado por 12 años, porque la Procuraduría lo vinculó a
irregularidades que se cometieron en la Gobernación del Magdalena con la compra
de unos kits escolares, mientras se desempeñaba como Secretario Departamental
de Educación.
Y, el último magdalenense que estuvo en el
Senado fue Fuad Rapag, del Partido de la Unidad Nacional y quien obtuvo 39.541
votos. A Rapag lo condenaron a nueve años de prisión por suscribir alianzas con
los bloques paramilitares que estaban al mando de ‘Carlos Tijeras’ y ‘Jorge 40’,
para dar el gran salto de la Cámara de Representantes al Senado de la
República.
Raúl Vives Lacouture, decidió lanzarse al ruedo,
para probar la tesis con la que su hermano trató de justificar ante la Fiscalía
el incremento progresivo de su caudal electoral, quiso demostrar que los votos
que llevaron cuatro veces al congreso a Luis Eduardo Vives, se debían a la
trascendencia e historia política de su familia, pero, los 22.327 que obtuvo,
17.875 de ellos en el departamento, no le alcanzaron para llegar, esto,
significó la entrada en coma de la política magdalenense, que moriría
definitivamente el 9 de marzo de 2014.
Los electores que dejaron libres Pinedo Vidal,
Saade Abdala, Gneco Arregoces, Vives Lacouture, Caballero Aduén, entre otros
que han salido por la puerta de atrás de la política colombiana, fueron
cautivados por dirigentes con un alto grado de credibilidad y probada capacidad
de gestión, como: Álvaro Ashton, quien ese año obtuvo 7.127, convirtiéndose en
el senador liberal con más votos en el Magdalena en esa oportunidad. Caso
similar al de José Name, quien duplicó su votación del 2006, consiguiendo
12.474 sufragios.
2014, la consagración de los
nuevos barones electorales
Para las recientes elecciones del 9 de marzo, de
todos los magdalenenses que aspiraban a llegar al congreso con la votación del
departamento, solo Raúl Vives tenía ‘opción’, basadas en la historia política
de su familia, más que en una realidad tangible y que se pudiera traducir en
votos, sus números se mantuvieron iguales a los de su primer revés político,
obtuvo 18.879. Este resultado, habla claramente de la poca confianza que la
clase dirigente local inspira a los electores.
Mientras los políticos departamentales
terminaban de deslegitimarse y perder el poquito de caudal electoral que les
quedaba, personajes que siempre han estado dentro de opción de voto, lograron
consolidarse por fin como lo grandes barones electorales del Magdalena, el
senador de la U, Miguel Amín, quien fue el más votado, recibiendo el apoyo de
27.227 personas, en 12 años incrementó en 27 veces su votación, en relación a
la primera vez que apareció en las urnas del Magdalena su nombre, sacando 1.604
votos en 2002.
Según el periódico local Opinión Caribe, la
enorme votación de Amín, es atribuible a las gestiones que siendo Representante
a la Cámara por el Atlántico hizo para el Magdalena, la cifra asciende a los 47
mil millones, dinero repartido en los municipios de El Banco, Nueva Granada,
Pivijay, Remolino, Pueblo Viejo, El Retén y Ciénaga.
El segundo más votado fue Arturo Char, hijo del empresario y político
atlanticense Fuad Char, quien se adjudicó para sí 19.465 de los electores que
dejaron libres los otrora dueños de la política departamental y, quien heredó
los votos de su padre. Además de eso, su familia empieza a incursionar en el
sector inmobiliario en la Santa Marta, ciudad donde se concentró su fortín
político.
Otros de los que hicieron del departamento uno
de sus fortines electorales fueron los también parlamentarios de la Unidad
Nacional: Eduardo Pulgar Daza con 18.765
y José David Mane Cardozo con 16.159 sufragios. En el caso de Name
Cardozo, figura como gestor de 900 millones de pesos para adecuación de vías en
el municipio de El Piñón.
El tiempo transcurrido de 1998, cuando consiguió
3.780 sufragios, hasta 2014 Efraín Cepeda logró aumentar cuatro veces sus
electores, recibiendo 12.197 avales ciudadanos.
Mientras unos terminan de quemarse, como en el
caso de la familia Vives, o, Pinedo, quienes han intentado de todas formas
volver a la arena política y no lo han conseguido, otros entraron en escena y
se quedaron con el papel protagónico que antes ostentara la dirigencia
departamental, se convirtieron en los nuevos ‘barones’ electorales del
Magdalena.
"Existe una nostalgia paramilitar en el
departamento del Magdalena y en los políticos tradicionales, que perdieron
paulatinamente poder e influencia en los votantes. Lo cierto es que el
departamento del magdalena sigue atrapado en ese accionar tradicional del
paramilitarismo, que hoy se ha fragmentado en las Bacrim que azotan al
departamento, y, que denotan alianzas de negocios ilegales y presencia en
municipios donde el estado es débil y existe un contexto que favorece la ilegalidad”,
puntualiza Latorre Iglesias.
Este trabajo hace parte del programa Tras la Pista de los Dineros Públicos II del Pnud y Consejo de Redacción.